ABOGADO U.B.A. 1989

  Hace algún tiempo distante, el divorcio en nuestro ordenamiento legal no estaba legislado, sólo era viable la separación personal.

  Los factores socioculturales y políticos se modificaron sustancialmente y nuestro derecho, en congruencia con aquel  presente social,  incorporó la figura del  Divorcio, permitiendo de ésta forma  el cese del vinculo matrimonial y la aptitud para contraer nuevas  nupcias. 

   Sin embargo estos cambios no fueron suficientes, estaban condicionados a plazos de tiempo,  u otras contingencias procesales; se mantenía la culpa. El matrimonio igualitario era impensable y las convenciones matrimoniales  carecían de la debida protección legal. 

  El 1° de agosto de 2015, la sumatoria de todos los fallos judiciales que fueron moldeando el derecho a las necesidad de una sociedad mas justa, se subsumieron en la entrada en vigencia del Nuevo Código Civil y Comercial, el que seguramente podrá ser perfectible, pero nos da las herramientas necesarias para la protección del vinculo esencial que es la familia.

   Estoy complacido de haber sido parte del cambio, peticionando ante los estrados el otorgamiento de derechos recientemente legislados y  de aquellos que hasta entonces no se reconocían,  como  ser: medidas de protección contra  la violencia intrafamiliar, el otorgamiento de la custodia compartida o compensaciones económicas, entre otros, incorporé,  a la suma de la experiencia profesional, la convicción  que el derecho es un instrumento dinámico que da forma a la sociedad y esencialmente al posicionamiento del individuo ante sí y sus relaciones personalísimas, por consiguiente la metodología de trabajo debe abarcar más que  la visión del caso concreto sino que, también,  a los demás  aspectos de la vida ya que se tiene un compromiso  emocional, profesional y  espiritual con el cliente. 

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